Por: Conrado Quezada R.
Revolución de sillazos, cambios de membrete: en México, las cúpulas deciden y el pueblo aplaude… o esquiva las sillas
Podrían no ser problemas serios, pero al menos advierten el problema de siempre. Las cúpulas partidistas no permiten la participación de nuevos liderazgos, ese fue el cáncer que acabó con el PRI, el PAN y que a MC le ha generado nulo crecimiento electoral.
Empecemos con el abucheo al senador Gerardo Fernández Noroña, que apenas empezaba su participación en el Congreso Nacional del Partido del Trabajo y lo corrieron con abucheos y gritos que lo llamaban “malagradecido”.
Obvio, Noroña fue siglado por el PT y ahora que es presidente del Senado se afilia a MORENA y llega al evento nacional reclamado que legisladoras del partido votaron diferente en el caso del desafuero del ex gobernador de Morelos, exfutbolista y exactor de Televisa, Cuautémc Blanco, acusado por su media hermana de agresión sexual.
Noroña reclamó que el PT se está alejando de Morena.
Pues la rechifla no paró hasta que, indignado, el Gera se fue del evento. Pero para variar, apenas pasó un tiempo en las redes sociales de líderes y del PT publicaron una disculpa para el compañero. Porque el líder es más importante que el sentir de los militantes, obviamente.
¿Y en MORENA?
La pelea es por una candidatura, para variar. Las sillas volaron en una asamblea organizada para promover la elección del Poder Judicial pero ¿qué tiene?, en realidad el tema es mostrar músculo y si no electoral, al menos de hombro y brazo lanzando sillas.
Dicen los morenistas de Michoacán que del interior de MORENA se orquestó la estrategia por parte de personas ligadas al alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, de extracción morenista y que las víctimas fueron los integrantes del equipo del senador, también de MORENA, Raúl Morón Orozco, quien tuvo que suspender la asamblea “informativa”.
Claro, que al estilo de los partidos que se autodefinen como Movimientos Sociales, de “izquierda”, renovadores o cómo sea, acusan a grupos antagónicos, y quizá sí, pero no son de “derecha”, conservadores o institucionales, son también de MORENA.
Fue el propio equipo del senador Raúl Morón quien señaló al alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, así como el gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla. de orquestar el ataque y todos, los antagónicos como las víctimas, de MORENA.
Son casos aislados
Dirán los morenistas que sí, la oposición que no y los medios que son divisiones internas al estilo PRD, partido del que se originan muchos liderazgos de MORENA. En realidad es lo típico de todo aquello que intenta asemejarse o impulsar una Revolución, aunque le llamen Renovación.
Las revoluciones devoran a sus hijos. Frase atribuida al francés Pierre Vergniaud y que se dice la pronunció cuando era arrastrado a la guillotina, donde también quedó la vida de Maximilien Robespierre, ambos revolucionarios franceses.
Incluso podríamos citar el caso de Trotsky y su separación de Stalín con quien se enfrentó siendo una oposición “de izquierda”, y estos casos no son una clase de historia, sino el ejemplo de que lo inviable que resulta las ideas de revolución o renovación, las propuestas de izquierda y sus conceptualizaciones, incluso en un partido.
Quizá podríamos incluir una análisis sobre la forma en que las ideas de “izquierda y estatismo” de Andrés Manuel López Obrador hoy son modificadas por la idea de “izquierda y justicia social” de Claudia Sheimbaum, pero más allá de ideologías radica la deuda de la política mexicana.
Tiempo perdido
Nos encaminamos a un proceso de ajuste y reconversión de MORENA, en unos días tendrán su convención nacional y ahí quedarán definidas reglas y el camino a seguir rumbo a las elecciones del 2027. Alquinos serán beneficiados, otros afectados pero nadie quedará sin intentar ejecutar su plan por seguir en el Poder.
Porque así fue hace 25 años cuando el PRI perdió su hegemonía y el PAN obtuvo el Poder. Así como hace casi 45 años un grupo de priistas quedaron fuera del juego del Poder u otros impulsaron sus propias propuestas de nación dividiendo aquel partido que parecía invencible. El cambio fue por política, no por exigencia social.
Así es hoy. El cambio que viene será un ajuste de la clase política decidiendo lo que es mejor para el país porque eso es lo correcto y no importa si se defiende a sillazos o se soportan los mismos con tal de seguir el plan.
Al final serán las cúpulas las que nos digan qué opción tenemos y cuáles serán viables y con un poco de suerte alguno o alguna logrará engatusar a las mayorías. El acuerdo será avalado por la mayoría, aunque esta sea sólo una minoría estadística.