Por: Conrado Quezada R.
El sábado 19 de octubre, 48 horas antes del inicio de la marcha de las agrupaciones de criadores de gallos de pelea por las calles de Hermosillo, los diputados sonorenses calmaron los ánimos. Conveniente fecha, todos pendientes de la Gran Carrera del Desierto y del Festival del Globo.
Digo conveniente porque el acuerdo no es modificar el artículo 44 de la Ley de Protección y Bienestar Animal que prohíbe las peleas de gallos, algunas otras actividades relacionadas con animales de granja y que, si no limita, al menos complica la realización de varias más como las cabalgatas y el uso de animales de carga.
El acuerdo no fue modificar o eliminar la disposición, el acuerdo fue “patear el bote” y que todo el problema lo resuelva la legislatura 65 y a quien le toque la titularidad del Ejecutivo en el año 2027.
Lo informado por el Congreso del Estado fue muy claro: “Se acordó establecer un período de transición de tres años para la entrada en vigor de las disposiciones que regulan su actividad, con el propósito de facilitar su reconversión hacia otra opción productiva.”
El 12 de septiembre pasado, el Congreso del Estado aprobó la Ley de Protección y Bienestar Animal, se publicó ya en el Boletín Oficial y entró en vigor el pasado 13 de septiembre, desde entonces, algunas organizaciones como colegios de veterinarios y en especial los criadores de Gallos de Pelea han llevado una lucha para impedir su aplicación.
Manifestaciones y reuniones con legisladores dejaron claro que la norma fue excesiva y requería análisis y ajustes, pero la respuesta del Gobernador Alfonso Durazo el 17 de octubre al cuestionarlo sobre la reacción de los criadores de gallos también fue clara:
“Creo que un Estado de vanguardia como Sonora, un estado de vanguardia como el que pretendemos, en materia de energías limpias y electromovilidad y otras industrias de avanzada difícilmente pueden convivir con espectáculos de peleas de gallos, peleas de perros, es imposible hacer convivir esos dos extremos, por un lado la vanguardia y por el otro lado el rezago”, dijo en entrevista.
Ahora viene lo bueno: los diputados saben que la norma es excesiva y genera tratos desiguales entre criadores de distintas especies al ilegalizar la crianza unas y otras no y por otro lado el Gobernador mantiene la actitud impositiva de los representantes de la política actual en México. No es no, porque no.
Así los diputados, sin pelear con el Ejecutivo y sin dar la razón a los galleros, acuerdan dar un plazo de 3 años para la aplicación de la norma y permitir a los productores mutar su modelo de negocio. Una salida fácil y sin riesgo; una respuesta al estilo “gallinazo”.
Los criadores de gallos de pelea saldrán hoy a las calles de Hermosillo. Los acompañan productores de varias entidades de México, Estados Unidos y países de Sudamérica y se encontrarán con una respuesta: “no se preocupen, nos vemos en tres años y por mientras sigan con sus negocios”.
Lo que la política sonorense entendió es que crearon un problema por no atender las observaciones de quienes conocen la realidad, la estudian y atienden. Quizá se percataron que estaban a punto de abrir un espacio para los negocios ilegales en Sonora y tal vez, sólo tal vez, entendieron que las narrativas de redes sociales no representan la realidad.
Lo que entendieron los criadores de gallos y dueños de ranchos en Sonora es que se tienen que organizar y prepararse para la pelea que viene en tres años, afilar sus navajas y sacar al mejor gallo para mantener su defensa.
El jueves el mensaje del Gobernador fue claro, impulsar un Sonora de vanguardia tiene un precio, pero ese precio no lo pagarán los diputados ni tampoco obligarán a pagar a los criadores de gallos u organizadores de cabalgatas, negociarán el pago en tres años y allá veremos quién afiló mejor sus navajas.